24 febrero 2006

JUAN CARLOS I GRACIAS POR CUMPLIR CON SU DEBER EL 23 F


Ayer 23 de febrero, hace 25 años nació para mi recuerdo la primera de esas cifras que con el tiempo los españoles nos hemos acostumbrado a ver, pasando de 23 de febrero a “23-F”, una fecha de enorme significación por su resultado en nuestra joven democracia.
Muchos recordaban ayer lo que hicieron hace 25 años, y lo cierto es que en mi caso, dado que contaba con 11, el recuerdo es más de lo que sucedía en casa y de la preocupación por lo que se veía en la televisión, aunque si tengo grabada en la retina esa data. Pero si recuerdo una imagen sobre todas de aquel día, al margen de una película con Jerry Lewis de un lechero, fue la imagen de Su Majestad el Rey D. Juan Carlos I con traje militar caqui y corbata negra, gesto serio y, sobre todo, defendiendo nuestro orden constitucional, defendiendo lo que los españoles nos habíamos dado como modelo y base de nuestra convivencia unos años atrás. El Rey tuvo un papel decisivo en aquellos momentos como símbolo que es de la unidad y permanencia del Estado, y justo es reconocérselo y justo hubiera sido en el día en que se cumple el XXV aniversario de tan triste fecha el que el Congreso hubiese destacado por encima de todo el papel importantísimo que jugó en tan trascendental momento para la joven democracia de España.
Pero con los nacionalistas nos topamos y, claro, destacar la importancia del papel del Rey es destacar su papel de garante de esa unidad y permanencia de la Nación española, y visto lo visto por parte de ERC, EA y PNV que quieren precisamente cargarse la unidad de la Nación, creando sus micro naciones, pues claro, el papel del Rey debía quedar sumido en un segundo plano.
Pues bien al menos los españoles de a pie le reconoceremos ese papel, lo destacaremos y diremos bien alto que no queremos que se repitan situaciones como la de aquella indeseable fecha, pero que tampoco queremos que se ceda en la defensa de la Constitución del 78.
A veces el que una votación sea unánime no es más que una perfecta patochada, que se destaque la unidad de todo el Congreso en una votación insulsa y falta de verdad con la historia viva de este país no es más que un apaño.
No está pues de más recordar que si estamos aquí viviendo esta democracia ha sido en gran medida por la actuación de un Rey, de Juan Carlos I, que con valentía dio órdenes a los militares como Capitán General de defender la legalidad constitucional. Pese a quien le pese, en eso la ciudadanía, los sindicatos y los partidos políticos nada tuvimos, tuvieron, que ver.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes razón su contribución fue decisiva y estos del gobierno se dedican a engañar a la ciudadania........

Anónimo dijo...

La otra cara del rey Juan Carlos de España
Sanjuana Martínez

Proceso

Madrid.- 25 años después de la muerte del dictador Francisco Franco, el rey Juan Carlos es considerado por la sociedad española como el garante de las instituciones y el defensor de la democracia. Por ello, se ha vuelto casi intocable. Su prestigio como un monarca demócrata creció considerablemente después del 23 de febrero de 1981, cuando el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero y los generales Milans del Bosch y Alfonso Armada intentaron dar un golpe de Estado, que en parte fracasó cuando Juan Carlos manifestó su rechazo a la intentona.

Sin embargo, justo 20 años(ahora 25) después de dicho intento de golpe de Estado, han surgido dudas sobre quién en verdad estaba detrás de los golpistas. El coronel Amadeo Martínez Inglés, autor del libro 23-F. El golpe que nunca existió (Editorial Foca), sostiene ahora la siguiente tesis: Se trató de una operación político-militar-borbónica, dirigida por el rey Juan Carlos, quien estaba enterado de que un grupo de militares ultraderechistas preparaban un movimiento para derrocarlo.

El rey es también el protagonista de otro libro que revela sus negocios, sus relaciones sospechosas con los medios de comunicación y hasta posibles líos de faldas. Se titula El negocio de la libertad, y fue escrito por el periodista Jesús Cacho, publicado por la misma editorial, dirigida por Ramón Akal, un hombre sometido durante la dictadura a 11 sumarios del Tribunal de Orden Público.

Pacto de silencio

El coronel Martínez Inglés fue profesor de Historia Militar y Estrategia en la Escuela del Estado Mayor y testigo directo de los entresijos del Ejército durante el período de la transición como jefe de Movilización del Estado Mayor y jefe de la Brigada de Infantería de Zaragoza. Desde hace 17 años, empezó sus investigaciones sobre la intentona golpista.

Hace unos seis años, publicó el libro La transición vigilada, pero fue retirado del mercado a los 15 días. En 1990 fue arrestado durante cinco meses en la prisión militar de Alcalá de Henares por defender la idea de crear unas fuerzas armadas profesionales, y se le apartó del servicio activo justo cuando iba a ser ascendido a general.

En entrevista, explica que hace 20 años no se registró un golpe militar: “Los golpes militares se dirigen desde el primer momento contra la cúpula del Estado, en este caso contra el rey; sin embargo, el 23 de febrero de 1981 al monarca no lo molestaron”.

Afirma: “Los guardias civiles que entraron en el Congreso de los Diputados bajo las órdenes del teniente coronel Tejero no iban en contra del rey, iban precisamente en su nombre, incluso dando vivas al monarca, como se observó en la televisión”.

Prosigue: “Ese golpe, entre comillas, tampoco iba contra el sistema político. El general Armada, la cabeza visible en Madrid, llevaba en su bolsillo una hoja con un futuro gobierno presidido por él e integrado por demócratas de los principales partidos políticos”.

Entonces, llega a la siguiente conclusión: “Fue una maniobra político-militar-institucional, puesta en marcha por el propio sistema, desde la Corona, para desactivar un golpe militar que se estaba fraguando para el 2 de mayo en los ambientes más radicales de la extrema derecha española, era un golpe contra el rey, preparado por militares que deseaban que España volviera al totalitarismo.”

Enfatiza: “El rey, al ver lo que se venía, optó por tomar una decisión de dar un golpe, o pseudo golpe, o una maniobra para salvar su corona. El rey se salió del marco constitucional, y el fin nunca puede justificar los medios”.

—Sin embargo, el rey aparece como el hombre que salvó a España del golpe de Estado y como el garante de la democracia…

—La Corona española ha rentabilizado durante todos estos años aquel evento y el rey se ha convertido en un mito democrático. Eso es mentira, pues fue el rey Juan Carlos quien autorizó al general Armada a montar el 23-F.

—Entonces, ¿el rey jugó dos papeles, porque mientras Tejero estaba en el Congreso él salió en la televisión rechazando la sublevación?

—Así es. Se dice que la reina encontró al rey llorando porque el general Armada —su preceptor cuando era niño y hombre de confianza desde que era príncipe— lo había traicionado. Yo creo que no es así. La operación fracasó por la actitud de Tejero al entrar en el Congreso de la forma como lo hizo, pistola en mano, disparando al techo. El rey no pudo asumir esa actuación.

“El rey fue alertado por sus ayudantes y le recomendaron que se quedara fuera de la maniobra. Entonces el general Armada intentó ir al palacio de la Zarzuela a explicarle al rey lo que había sucedido y prometerle que lo solucionaría todo, pero el rey le dijo que se quedara en la sede del Estado Mayor a las órdenes del general Gabeiras. Y después lo arrestaron.”

Comenta que como militar, ha estado relacionado con muchos militares que actuaron ese día en el Estado Mayor de Valencia, en el Estado Mayor del Ejército y en la cúpula militar:
“He hablado con unos y otros y resulta que la versión oficial no es real. El general Armada despachó con el rey 11 veces en un mes y pico antes del golpe.”

Recuerda que se destacó el hecho de que el general Milans del Bosch hubiera sacado los tanques en Valencia, “pero los tanques salieron en plan de desfile, sin munición, respetando los semáforos. Un golpe de Estado no se monta así. En un verdadero golpe hubieran salido en Madrid y hubieran ido al palacio del rey, no en Valencia”.

El coronel Martínez Inglés coincidió durante los seis meses que estuvo en la prisión de Alcalá de Henares con el general Milans del Bosch que en ese entonces tenía 75 años y llevaba ya nueve años en la cárcel.

Conversaron en varias ocasiones y Martínez Inglés incluye en su libro las únicas declaraciones de Milans del Bosch sobre esos acontecimientos. El coronel le prometió no divulgarlas hasta después de su muerte y ha cumplido haciéndolo ahora a los cuatro años de su fallecimiento.

Milans del Bosch dijo: “El rey quiso dar un golpe de timón institucional, enderezar el proceso que se le escapaba de las manos y, en esta ocasión, con el peligro que se cernía sobre su corona y con el temor de que todo saltara por los aires, me autorizó actuar de acuerdo con las instrucciones que recibiera de Armada”.

Afirma que después el general Armada siguió teniendo mucha amistad con el rey, con quien hizo un pacto de silencio: “No acusó a su señor, se calló y estuvo solamente cinco años en la cárcel, después lo indultaron. Sin embargo, el general Milans, un hombre completamente distinto de Armada, no es un hombre de Palacio sino un militar más puro, fue engañado y abandonado, siguió en la cárcel durante nueve años”.

Como un dios

A pesar de las responsabilidades del monarca, el coronel Martínez Inglés no cree que pase nada: “En España el rey es intocable, se le ha beatificado, es como un dios, no es humano. La Constitución, hecha por él, lo pone en un altar, no tiene responsabilidad de ninguna clase, haga lo que haga no se le pueden pedir responsabilidades penales. Está por encima de las leyes, y eso en un Estado de derecho no puede suceder.

“Se ha pretendido preservar la figura del jefe de Estado después de los 40 años de dictadura de Franco, para evitar, según ellos, otra guerra civil. Es un disparate. Él es el sucesor de Franco, juró los principios del franquismo y luego cambió a la democracia porque le convenía.”

Considera que actualmente la poca gente que se atreve a cuestionar la figura del rey está “marginada, ninguneada o políticamente destrozada. Aunque ahora siento cierto cambio. Me han entrevistado para la televisión oficial y la privada. Estoy asombrado. Será porque está gobernando la derecha, y ellos no son muy favorables al rey, no digamos la extrema derecha”.

Para el coronel Martínez Inglés ya es tiempo de cambiar la configuración del Estado y hacerlo más moderno: “La Constitución habrá que cambiarla, nació después de una dictadura de 40 años; antes, quizá fue una solución”.

Concluye: “El último régimen legal de verdad fue la República, destruida por el golpe militar de Franco. El dictador nombró un heredero antes de morir y ahora resulta que todos somos monárquicos. Habría que haber vuelto a la República, que era la legalidad, o por lo menos dejar a los ciudadanos que se pronunciaran. Estamos en una situación de interinidad política y ya es hora de ir a un régimen totalmente democrático”.

http://www.ideasyaccion.org/Redigital284.htm