12 julio 2010

¿AHORA QUÉ?

¿Ahora qué? ¿Nos habremos sacado el ridículo miedo a sentirnos españoles sin con ello renegar de nuestra condición de gallegos, catalanes, vascos o madrileños?
La selección española de fútbol nos ha dado una lección importante a todos los españoles, seamos de donde seamos, juntos podemos lograr muchas cosas, por separado nunca haremos nada. Zapatero no es el seleccionador que nuestro gran país precisa.
Estamos cerca del tiempo del cambio de seleccionador, un seleccionador debe aglutinar el grupo no separarlo, debe pensar en global y en el futuro no en el presente electoral como hace Zapatero. Del Bosque a pesar de las dificultades supo mantener unido a un grupo, un buen grupo que pese a la primera derrota no hizo más que convertir los otros partidos en finales, finales que jugaron unidos y con un único objetivo: GANAR.
Ni el estatut, ni las manifestaciones, ni la kale borroka, ni las leyes pantalla, ni Zapatero, pueden frenar a este gran país. Juntos podremos salir de la crisis pero para ellos debemos dar un cambio de rumbo, con un nuevo seleccionador. Si a Zp le queda algo de diginidad y de cariño por este país debe de irse y convocar elecciones cuanto antes y así España con un nuevo seleccionador y un nuevo equipo afrontar el reto del futuro, un futuro sin crisis y sin obstáculos que nos hagan conquistar nuevamente la gloria mundial.
Viva España, y con ella también nuestras comunidades autónomas, ciudades, pueblos y sobre todos los españoles y españoles naciesen donde naciesen.

1 comentario:

Anaximenes dijo...

Yo creo que lo que consiguió el mundial fue que la bandera de un país se identifique con una selección y no al revés. A día de hoy la bandera rojigualda representa a los futbolistas y a su triunfo, no a una nación, ni a un estado, ni a nada semejante. Aunque el fútbol siempre fue una herramienta de los gobiernos para “nacionalizar” a la población, en este caso es a la inversa, la bandera “futboliza” al Estado. El mundial, ni es un referéndum como dice la derecha ni demuestra ningún sentimiento nacional mayor que otro, sólo representa la enorme incidencia del fútbol en el ocio de los ciudadanos españoles. Sin embargo, creo que los problemas de nacionalismo en España son un debate agotado que sirve para desviar la antención, al igual que el fútbol, de la economía. La integración de Galicia en España se dará cuando reciba su parte del pastel económico y la de Cataluña cuando los presupuestos no dependan tanto de su aportación al PIB. Potenciar al resto de las autonomías hará que para Cataluña pertenecer al Estado de las Autonomías resulte beneficioso ya que, aún a riesgo de caer en tópicos, la pela es la pela.